Tuesday, June 19, 2012

Discípulo del Maestro Ricardo Segura...desde Bogotá, Colombia, S.A.


Soñaba que estaba en una tienda donde estaba trabajando la obra del Señor.  Luego llegaba una señora que por lo general molestaba a los misioneros que trabajaban en ese lugar y comenzaba a decirme cosas.  Yo le decía, “Señora, permítame decirle una palabra, en lugar de estar criticando ¿por qué no recibe a nuestro Señor Jesucristo en su corazón?  Arrepiéntase y acéptelo el viene pronto ya el juicio final está cerca”.  Y así sucesivamente le predicaba la palabra de D-s y la señora llorando me decía, “¿Qué son ustedes?”  Y yo le contestaba, “Somos misioneros y predicamos el evangelio Cristo”.  
Artist Alberto Arce

Después me veía en un templo donde habíamos varios misioneros en el patio de la iglesia.  De pronto empezaron a caer del cielo rocas medianas encendidas en fuego que caían sobre la tierra, pero sobre la iglesia no caían.  Seguidamente entrábamos al templo y empezábamos a orar de rodillas.  En ese momento oí una voz del cielo que decía, “VENID HIJOS MIOS, VENID, LA PROMESA ES CUMPLIDA.  VENID A VER LA GLORIA PROMETIDA”.  Entonces empezamos a ser levantados los que estábamos de rodillas.  Mientras tanto seguían cayendo rocas del cielo y pude ver que algunos se levantaban en pie y eran derribados por la rocas y eran estrellados contra la tierra.  
Yo decía, “OREMOS, OREMOS, para que no seamos devueltos, PORQUE LOS SANTOS DE RODILLAS BUSCAN A D-S”.  En ese momento alguien me preguntó, ¿Cómo sabes que los SANTOS DE RODILLAS BUSCAN A D-S?  Y yo le contesté, ¿Cuántas veces el Apóstol no lo dijo en sus predicaciones y no las escucharon?  Y seguíamos subiendo y mirábamos como muchos eran devueltos.  Y yo les decía, “Ellos conocieron de D-s pero les faltó una cosa, arrodillase, arrepentirse, y guardar Sus  Mandamientos.  Valió la pena haber conocido éste camino.  Un camino lleno de tribulaciones, lleno de pruebas y lleno de luchas.  ¡Bendito sea el Señor, bendito el D-s Todopoderoso que aquí vamos para el cielo!”  
De pronto pasábamos por aquel lugar y ya no caían mas rocas.  Había una especie como de un vidrio muy grande resplandeciente y allí se encontraba un personaje parado que nos decía, “Sigan, ésta es la gloria.  Ustedes sigan”, y pasábamos aquel vidrio.  En ese momento desperté y glorifiqué a D-s con lagrimas en mi ojos por esta manifestación del Señor.  Oré y di gracias a 
D-s por tenerme en su Iglesia.  ¡Qué D-s tome toda a Gloria y la Honra, Amén!
Sin más su siervo en las trincheras del Señor...
Discípulo Ricardo Segura                                                                                                   

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