Soñaba que estaba en una tienda donde estaba trabajando la obra del Señor. Luego llegaba una señora que por lo general molestaba a los misioneros que trabajaban en ese lugar y comenzaba a decirme cosas. Yo le decía, “Señora, permítame decirle una palabra, en lugar de estar criticando ¿por qué no recibe a nuestro Señor Jesucristo en su corazón? Arrepiéntase y acéptelo el viene pronto ya el juicio final está cerca”. Y así sucesivamente le predicaba la palabra de D-s y la señora llorando me decía, “¿Qué son ustedes?” Y yo le contestaba, “Somos misioneros y predicamos el evangelio Cristo”.
Artist Alberto Arce |
Después me veía en un templo donde habíamos varios misioneros en el patio de la iglesia. De pronto empezaron a caer del cielo rocas medianas encendidas en fuego que caían sobre la tierra, pero sobre la iglesia no caían. Seguidamente entrábamos al templo y empezábamos a orar de rodillas. En ese momento oí una voz del cielo que decía, “VENID HIJOS MIOS, VENID, LA PROMESA ES CUMPLIDA. VENID A VER LA GLORIA PROMETIDA”. Entonces empezamos a ser levantados los que estábamos de rodillas. Mientras tanto seguían cayendo rocas del cielo y pude ver que algunos se levantaban en pie y eran derribados por la rocas y eran estrellados contra la tierra.
Yo decía, “OREMOS, OREMOS, para que no seamos devueltos, PORQUE LOS SANTOS DE RODILLAS BUSCAN A D-S”. En ese momento alguien me preguntó, ¿Cómo sabes que los SANTOS DE RODILLAS BUSCAN A D-S? Y yo le contesté, ¿Cuántas veces el Apóstol no lo dijo en sus predicaciones y no las escucharon? Y seguíamos subiendo y mirábamos como muchos eran devueltos. Y yo les decía, “Ellos conocieron de D-s pero les faltó una cosa, arrodillase, arrepentirse, y guardar Sus Mandamientos. Valió la pena haber conocido éste camino. Un camino lleno de tribulaciones, lleno de pruebas y lleno de luchas. ¡Bendito sea el Señor, bendito el D-s Todopoderoso que aquí vamos para el cielo!”
De pronto pasábamos por aquel lugar y ya no caían mas rocas. Había una especie como de un vidrio muy grande resplandeciente y allí se encontraba un personaje parado que nos decía, “Sigan, ésta es la gloria. Ustedes sigan”, y pasábamos aquel vidrio. En ese momento desperté y glorifiqué a D-s con lagrimas en mi ojos por esta manifestación del Señor. Oré y di gracias a
D-s por tenerme en su Iglesia. ¡Qué D-s tome toda a Gloria y la Honra, Amén!
D-s por tenerme en su Iglesia. ¡Qué D-s tome toda a Gloria y la Honra, Amén!
Sin más su siervo en las trincheras del Señor...
Discípulo Ricardo Segura
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