Saturday, June 2, 2012

Mary Lucita....Desde Bogotá, Colombia

Alberto Arce



Soñaba que estábamos todos reunidos en una casa y se me decía que tenía que buscar un cofre.  Yo no sabía lo que había en él, pero lo que si sabía era que teníamos que empezar la búsqueda, puesto que era sumamente necesario conseguirlo.  Salimos junto con algunos hermanos en la búsqueda de aquel cofre.  Empezamos a desplazarnos en busca de lo encomendado...
Cuando mis ojos miraban hacia los lados observaba que todo estaba lleno de árboles muy grandes.  Sus raíces eran muy extensas, pero para sorpresa mía al mirar los árboles me daba cuenta que todas esas raíces tenían rostros feos y desagradables.  Aquellos rostros con sus ojos malvados giraban hacia todos los lados, como en busca de alguien para destruirlo.  De repente aquellos árboles nos dijeron que no podíamos dejarnos ver porque ellos eran espíritus malvados que trataban impedir que llegáramos  a encontrar el cofre.  Sentí mucho miedo y le pedí en ese momento con todo mi corazón a DS que nos ayudara para poder encontrarlo. 
Me fui escondiendo entre las ramas de los árboles y bajando cada vez más hacia tierra para que no me pudieran ver.  Caminé mucho tiempo de esta manera hasta que llegué a una parte donde subí hacía una loma y bajé rápidamente.  En aquel lugar estaba lo que buscábamos y aquellos espíritus ya no me alcanzaban.  Tomé el cofre y fui corriendo hacia la casa.  Aquel objeto era una especie de cofre dorado muy lustroso y fulgente.  En eso escuché una voz que me dijo que aquel cofre era el Arca.  Lo colocamos en un lugar especial y yo decía a todos con una expresión muy feliz que ya lo habíamos logrado.  
Sin embargo, me cautivaba la curiosidad y me preguntaba que había dentro del cofre.  En ese momento se acercó un hombre y me dijo:  “Mira lo que hay adentro, son los Diez Mandamientos y el  maná”.  Yo no lo podía creer, estaba tan sorprendida que me acerqué a mirar hacia adentro.  Al acercarme pude contemplar que había como un pedazo de pan redondo que brillaba como el sol con toda su fuerza.  A pesar de estar tan cerca, no pude ver más nada por causa de la luz que irradiaba.  En aquel momento, me acordé de aquellos rostros con ojos espantosos y salí a ver que había pasado con ellos.  Aquellos rostros estaban como si se estuviesen derritiendo como cuando se deshace una nieve.  
Nuevamente regresé y junto con mis hermanos estábamos llenos de felicidad por cuanto D-s nos había dado la victoria y el privilegio de haber encontrado aquel cofre y entendí que ese cofre debemos guardarlo en nuestros corazones y en nuestras almas. Que D-s tome toda la honra y el beneplácito de todo .....María Lucía Guarín

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