Esta síntesis es un dejo de lo que se presenció y se palpó ese día...dedicado a todos aquellos que no pudieron asistir y presenciar este magno evento...Que D-s tome toda la Honra y la Gloria...Amén.
Una noche participando de un servicio similar a todos...Estando yo cansado y aburrido de participar en lo mismo y escuchar lo mismo una y otra vez me embargó el sueño...
Miraba a la congregación y a mi hermano Abdiel predicando, pero todo estaba paralizado. Nadie me podía escuchar. Sin entender el lugar donde me encontraba a lo lejos observé a un personaje con vestiduras blancas y su rostro resplandecía desde lejos. ¡Oh cuánto temor y estremecimiento sentía al mirarlo! Sabía que era un personaje celestial. No podía soportar la terrible presencia de D-s. A medida que caminaba hacia mí, apuntaba con su dedo izquierdo hacia otros personajes similares al primero, pero más pequeños. ¡Oh Señor mío! ¡qué terrible es tu presencia, siendo yo tan pecador tu te dignas en mostrarme tu divinidad! Esos personajes viniendo hacia mi con vestiduras blancas, eran nada menos que los ángeles del cielo. Pero ¿dónde estoy? Me parece estar pisando el cielo. Millares de ángeles a una sola voz, alabando y glorificando el nombre de Jah de los Ejércitos.
Artist Joel Moreno |
Al mirar al lado derecho, he aquí veinticuatro personajes con unos rollos gigantenscos en sus manos esperando la orden divina para abrirlos y leer su contenido. Pero, ¿qué es todo esto? Me parece ver venir a dos personajes pequeños con un rollo gigantesco en sus manos y al extenderlo, he ahí varios nombres de gente valiente dedicados a la causa de Cristo como Moisés, Abraham, la Reina Esther, el Rey David y más que mi memoria no pudo captar. Entre ellos también, un misionero de buenas obras se encontraba en aquel lugar. Miro venir hacia adelante a cada uno de estos personajes con sus rostros sumamente hermosos y alegres para ser juzgados por el Rey de Reyes.
Los veinticuatro ancianos abriendo los rollos frente a sus manos relataban las vidas de cada uno de ellos. Cuando terminó su juicio, el primer personaje que miré apuntaba para el lado derecho indicando que habían vivido sus vidas en santidad, por lo tanto, entrarían al Reino de D-s.
Una vez más volví mi cabeza y mire a dos mensajeros pequeños con otro rollo gigantesco entre sus manos, pero al desenrollarlo había impregnado manchas negras con nombres de gente abominable delante de los ojos de Jah, porque sus obras habían sido malas. Sus vidas no la habían vivido en santidad. Miré entrar ante el juicio de D-s a la malvada Jezabel con su rostro demacrado y frío. Tambíen miré a Faraón y es increíble como en su rostro y su cuerpo se reflejaba la vanidad y el orgullo. Herodías, ¡oh no! me pregunto, ¿ésta mujer fue la que pidió la cabeza de Juan el Bautista? En su rostro aún se reflejaba su maldad. Ellos también compadecieron ante el tribunal de Cristo. Y los veinticuatro ancianos leyeron cosas horribles a mis oídos.
La voz de Jah, como voz de estruendo y a la vez una voz dulce y apacible de compasión y de firmeza se escuchaba. Cuando escuche mi nombre mi rostro cubría en lagrimas, con mi piel y mi carne estremecida, miré hacia abajo, sintiéndome sucio y pequeñito a la vez. Me acerqué hacia el tribunal de Jah. Escuché mi sentencia y sentía que mi cuerpo no podía más y mi alma gritaba por misericordia, pero la realidad era otra: Era demasiado tarde para mi arrepentimiento. Cuando miré hacia el lado izquierdo, miré unas inmensas puertas doradas que se abrían y salía una voz de estruendo llamando a los que habían sido salvados. Gritaba con gran desesperación, pero aquella voz se fue alejando poco a poco, y las puertas quedaron cerradas para siempre jamás. De repente del abismo salieron demonios para arrojarme juntamente con los que habían hecho malas obras. Sentí que me despojé de mi cuerpo, sintiendo las llamas del infierno en mi piel, como poco a poco me iban consumiendo. En ese instante, desperté de mi sueño. Con mi cuerpo empapado de sudor dije:
"Qué alivio, sólo fue un sueño". El servicio ya había terminado, quedando yo solo en la iglesia, entendí que había soñado con el Día del Juicio. En ese mismo momento me arrodillé y así clamé a D-s: D-s todo poderoso, te ruego perdones mis faltas y mis pecados. ¡Perdóname, Perdóname! ten misericordia de mi alma y dame una oportunidad más para demostrarte que te amo, pero acuérdate de mí y no me consumas ni me rayes del Libro de la Vida. Te amo Jesús, te amo Jesús. Por Cristo Jesús, te imploro estas cosas...Amén.
No todo aquel que me dice Señor, Señor, entrará al reino de los cielos, más todo aque que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Las Puertas del Fin se están cerrando, y las trompetas están sonando, serán salvos sólo los que andan con Jesucristo.
¡No tardes en ser Fiel a D-s!
-Descrito a través de los ojos de la Ungida María Luisa León
No comments:
Post a Comment